From Argentina to Panama, Communities and Universities Join Forces to Rethink Urban Climate Adaptation

In a Mapuche neighborhood on the outskirts of Buenos Aires, artisans are trading traditional adobe bricks for experimental eco-friendly alternatives. In a canyon that straddles the U.S.–Mexico border, families are planting vegetation to stem polluted runoff. And in Panama’s Parita Bay, grassroots leaders are defending wetlands that shelter thousands of migratory shorebirds.
These are just three of five community-driven projects launched this week across Latin America under a new initiative to accelerate ecosystem-based adaptation (EbA) in cities. The program, led by the Inter-American Institute for Global Change Research (IAI) Transdisciplinary Academy and the EPIC Network, seeks to show how unusual partnerships between universities and communities can drive climate resilience in the Global South.
Funded through the Global EbA Fund —financed by International Climate Initiative (IKI) of theGerman Federal Ministry for the Environment, Climate Action, Nature Conservation and Nuclear Safety (BMUKN) and co-managed by the International Union for Conservation of Nature (IUCN) and partners— the projects aim to support innovative approaches to EbA to create enabling environments for its mainstreaming and scaling up.
“Urban communities in Latin America are often on the frontline of climate risks, but rarely in the driver’s seat of adaptation,” said Kim Portmess, STeP Program Lead at the IAI. “This initiative flips that dynamic by giving communities the tools, knowledge, and partnerships to shape their own futures.”
Balancing Tradition and Innovation in Argentina
In Campo La Cruz, a Mapuche community in Junín, adobe brickmaking has been central to both livelihoods and cultural identity. But the practice contributes to deforestation and land degradation. Through the project CheCiencia, community members are working with researchers from the National University of the Northwest of the Province of Buenos Aires to co-design solutions: ecological bricks made from recycled plastics, remediation of degraded areas, and assessments of urban climate risks.
“We want to keep our traditions alive, but also protect the land that sustains us,” said a community leader.
Food Security and Education in Colombia
In the hills outside Medellín, the SERES Project is transforming schools into climate hubs. Children tend urban gardens while families restore nearby forests, learning about rainwater harvesting, composting, and water conservation. The goal is not just environmental recovery but building resilience into everyday life.
Cross-Border Challenges in Mexico
In Tijuana’s Los Laureles Canyon, where untreated wastewater and garbage wash into Mexico’s protected estuaries, residents are confronting both local and binational crises. A new initiative led by Universidad Iberoamericana Tijuana and Costa Salvaje A.C. combines phytoremediation, clean-ups, and environmental and public health education with legal advocacy for the constitutional right to a healthy environment.
Meanwhile, further inland, a second Mexican project is targeting one of the world’s dirtiest industries: construction. By recycling demolition waste and scrap glass, researchers and builders in Baja California are testing greener materials to reduce emissions, protect aquifers, and restore damaged ecosystems.
Wetlands Under Pressure in Panama
Panama’s Parita Bay is one of the country’s most important sites for migratory birds, yet it faces intense pressure from Chitré’s rapid urban growth. Here, communities are documenting traditional fishing and tourism practices while demanding a voice in land-use planning. The coalition hopes to safeguard mangroves and salt marshes that provide food, flood protection, and “blue carbon” storage.
A Model for the Global South
Taken together, the five projects represent a shift in how climate adaptation is being approached in Latin America: not as imported solutions, but as collaborative experiments that weave together academic teaching with local knowledge.
Climate experts say this approach is gaining urgency as cities in the Global South grow faster than anywhere else. The Global EbA Fund noted that, if these unconventional collaborations succeed, they could serve as a template for other urban areas facing the twin pressures of climate change and inequality.
More details and photos of the project are available here
Desde Argentina hasta Panamá, comunidades y universidades unen fuerzas para replantearse la adaptación climática urbana

En un barrio mapuche a las afueras de Buenos Aires, los artesanos están sustituyendo los ladrillos de adobe tradicionales por alternativas ecológicas experimentales. En un cañón que se extiende a ambos lados de la frontera entre Estados Unidos y México, las familias están plantando vegetación para frenar la escorrentía contaminada. Y en la bahía de Parita, en Panamá, los líderes comunitarios están defendiendo los humedales que albergan a miles de aves migratorias costeras.
Estos son solo tres de los cinco proyectos impulsados por la comunidad que se han puesto en marcha esta semana en toda América Latina en el marco de una nueva iniciativa para acelerar la adaptación basada en los ecosistemas (EbA) en las ciudades. El programa, dirigido por la Academia Transdisciplinaria del Instituto Interamericano para la Investigación del Cambio Global (IAI) y la Red EPIC, pretende mostrar cómo las alianzas inusuales entre universidades y comunidades pueden impulsar la resiliencia climática en el Sur Global.
Financiados a través del Fondo Global EbA —financiado por la Iniciativa Internacional sobre el Clima (IKI) del Ministerio Federal Alemán de Medio Ambiente, Acción Climática, Conservación de la Naturaleza y Seguridad Nuclear (BMUKN) y cogestionado por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y sus socios—, los proyectos tienen como objetivo apoyar enfoques innovadores de la EbA para crear entornos propicios para su integración y ampliación.
«Las comunidades urbanas de América Latina suelen estar en primera línea de los riesgos climáticos, pero rara vez llevan las riendas de la adaptación», afirma Kim Portmess, directora del programa STeP del IAI. «Esta iniciativa invierte esa dinámica al proporcionar a las comunidades las herramientas, los conocimientos y las alianzas necesarios para forjar su propio futuro».
Equilibrio entre tradición e innovación en Argentina
En Campo La Cruz, una comunidad mapuche de Junín, la fabricación de ladrillos de adobe ha sido fundamental tanto para los medios de vida como para la identidad cultural. Sin embargo, esta práctica contribuye a la deforestación y la degradación de la tierra. A través del proyecto CheCiencia, los miembros de la comunidad están trabajando con investigadores de la Universidad Nacional del Noroeste de la Provincia de Buenos Aires para diseñar conjuntamente soluciones: ladrillos ecológicos fabricados con plásticos reciclados, remediación de áreas degradadas y evaluaciones de los riesgos climáticos urbanos.
«Queremos mantener vivas nuestras tradiciones, pero también proteger la tierra que nos sustenta», afirmó un líder comunitario.
Seguridad alimentaria y educación en Colombia
En las colinas de las afueras de Medellín, el proyecto SERES está transformando las escuelas en centros climáticos. Los niños cuidan huertos urbanos mientras las familias restauran los bosques cercanos, aprendiendo sobre la recolección de agua de lluvia, el compostaje y la conservación del agua. El objetivo no es solo la recuperación medioambiental, sino también fomentar la resiliencia en la vida cotidiana.
Desafíos transfronterizos en México
En el cañón Los Laureles de Tijuana, donde las aguas residuales sin tratar y la basura llegan a los estuarios protegidos de México, los residentes se enfrentan a crisis tanto locales como binacionales. Una nueva iniciativa liderada por la Universidad Iberoamericana Tijuana y Costa Salvaje A.C. combina la fitorremediación, la limpieza y la educación ambiental y de salud pública con la defensa legal del derecho constitucional a un medio ambiente saludable.
Mientras tanto, más hacia el interior, un segundo proyecto mexicano se centra en una de las industrias más contaminantes del mundo: la construcción. Mediante el reciclaje de residuos de demolición y vidrio, investigadores y constructores de Baja California están probando materiales más ecológicos para reducir las emisiones, proteger los acuíferos y restaurar los ecosistemas dañados.
Humedales bajo presión en Panamá
La bahía de Parita, en Panamá, es uno de los sitios más importantes del país para las aves migratorias, pero se enfrenta a una intensa presión debido al rápido crecimiento urbano de Chitré. Aquí, las comunidades están documentando las prácticas tradicionales de pesca y turismo, al tiempo que exigen tener voz en la planificación del uso del suelo. La coalición espera salvaguardar los manglares y las marismas salinas que proporcionan alimento, protección contra las inundaciones y almacenamiento de «carbono azul».
Un modelo para el Sur Global
En conjunto, los cinco proyectos representan un cambio en la forma de abordar la adaptación al clima en América Latina: no como soluciones importadas, sino como experimentos colaborativos que entrelazan la enseñanza académica con el conocimiento local.
Los expertos en clima afirman que este enfoque cobra cada vez más urgencia, ya que las ciudades del Sur Global crecen más rápido que en cualquier otro lugar. El Fondo Global EbA señaló que, si estas colaboraciones poco convencionales tienen éxito, podrían servir de modelo para otras zonas urbanas que se enfrentan a la doble presión del cambio climático y la desigualdad.


